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Actitudes y motivaciones. ¿Cuál es su importancia para el desempeño?

La semana pasada hablamos de la importancia de las aptitudes, que representan la capacidad para realizar una determinada tarea o rol. Dijimos que era un componente crítico del desempeño porque:

  • Cuando la Aptitud está presente, el comportamiento será naturalmente más espontáneo y, por lo tanto, más exitoso.

  • Cuando la Aptitud no está presente, no podremos desarrollarla (lo que escuchamos coloquialmente como “es lo que hay”, o “no le pidas peras al olmo”).

Como bien decía mi colega Verónica Boué, de nada serviría ser apto para una tarea si no se tiene interés (la actitud y motivación) en realizar algo útil con dicho talento. De poco servirían, por ejemplo, la apariencia, la inteligencia, la oratoria o la capacidad de persuasión si no estuvieran acompañados de una fuerte disposición a la acción. Más aún, de una gran pasión.


¿Qué son las actitudes y motivaciones?


Entramos entonces en el siguiente factor clave para el desempeño: la componente actitudinal, también denominada voluntad, o motivación.


R. Jeffress define la actitud como “nuestra respuesta emocional y mental a las circunstancias de la vida”. Además, la actitud tiene 3 componentes clave:

  • Cognitivo: basado en percepciones, valores y creencias

  • Afectivo: basado en emociones y sentimientos.

  • Conductual: intención de comportarse de cierto modo.

Según la psicología, las personas más exitosas cuentan con marcadas diferencias actitudinales, que en la práctica se ven reflejadas como la combinación de:

  1. Objetivos claros: tienen claro lo que desean lograr, y son capaces de escribirlo.

  2. Autoconfianza: cuentan con una alta convicción acerca de sus capacidades.

  3. Persistencia: son perseverantes, incluso en circunstancias desfavorables.

En definitiva, el secreto para el éxito parece no ser más que trabajo duro, dedicación y perseverancia, incluso aunque hayas sido bendecido con extraordinarios talentos naturales.


Actitudes habituales en las organizaciones: dos grandes grupos.


Existen dos tipos de actitudes que se suelen encontrar en las organizaciones: actitudes de personas reactivas y por el otro lado, actitudes de personas proactivas.


Las personas reactivas encontrarán justificaciones para explicar un desempeño insuficiente, y atribuirán las razones a factores externos que no pueden controlar.


Las personas proactivas, en cambio, harán lo que sea necesario para cambiar las condiciones del entorno: aceptarán su responsabilidad y se harán cargo de la situación, incluso si fuera necesario tomar una decisión extrema, como cambiar de trabajo.


Aptitudes o Actitudes: ¿qué afecta más el desempeño?


Cometeríamos un error conceptual si intentáramos responder esta pregunta de manera general, dado que cada individuo abarca una combinación única de factores. Solo una visión holística y objetiva permitirá, en cada caso, decidir las mejores acciones para impulsar el desempeño de cada persona.


Lo más importante, por ahora, es comprender esta diferencia fundamental:

  • Aptitudes = capacidad = ¿Puede o no puede realizar esta tarea?

  • Actitudes = voluntad = ¿Quiere o no quiere realizarla? ¿Se cree capaz de hacerlo?

Además, hay otra diferencia clave: las actitudes sí pueden cambiarse, siempre y cuando la persona perciba que hay un beneficio en el hecho de predisponerse de otra manera hacia el entorno y cambiar sus comportamientos.


Volviendo a la cuestión actitudinal, como líderes de equipos, debemos orientar nuestro análisis, y nuestra observación, en dos ejes fundamentales:

  • Eje interno = Automotivación, relacionada con las ambiciones personales, la iniciativa, y la proactividad. La auto motivación es particularmente importante en emprendedores y líderes solitarios.

  • Eje externo = Impulso motivacional, que viene de la organización y el entorno, y de lo cual hablaremos en un próximo artículo.


Conclusión


¿Buscar a los más aptos? ¡Por supuesto! Aunque una vez verificada esa primera condición, debemos asegurarnos de identificar y promover las mejores actitudes. Solo con una actitud positiva, las personas son capaces de aprender, de enseñar, de compartir, y de esforzarse para dar lo mejor de sí en procesos exitosos de largo plazo.


Reflexión


Como líder ¿Cómo calificarías tu capacidad de Automotivación y Perseverancia?


Respecto a tus colaboradores:

¿Tienen claro lo que desean? ¿Son ambiciosos, proactivos y perseverantes? ¿Confían en sí mismos?


¿Quieres saber más?




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